La mordida abierta es una alteración facial que se define por la imposibilidad de cerrar los dientes frontales o posteriores. Esto es, no existe el contacto entre los dientes anteriores o posteriores de la arcada superior con los anteriores o posteriores de la inferior.
La estética en los casos de mordida abierta se ve afectada, ya que visualmente existe un espacio entre las dos arcadas; pero, sobre todo, la funcionalidad es el factor que se ve más perjudicado: el paciente no puede realizar correctamente ninguna de las funciones básicas masticatorias ni fonatorias, llegando a presentar ceceos u otras dificultades del habla, además de problemas digestivos por no masticar bien los alimentos.
La mordida abierta tiene cuatro causas principales:
Durante el cambio de los dientes de leche a los dientes permanentes, algunos niños desarrollan mordida abierta, pero es importante tener en cuenta que los dientes no coincidirán completamente hasta que el cambio se haya completado y hayan salido todos los dientes permanentes.
Aunque existen algunos casos de mordida abierta dental que pueden solucionarse con un tratamiento ortodóncico (normalmente en niños), la mayoría de casos requieren un tratamiento quirúrgico.
A la fecha, la única solución efectiva para corregir la mordida abierta en adultos es la cirugía ortognática acompañada de un tratamiento de ortodoncia.
Así, la cirugía ortognática que se realizará siempre será bimaxilar, para posicionar correctamente ambas arcadas, la de la mandíbula y el maxilar, habitualmente realizando movimientos de rotación y traslación.
La mordida abierta puede condicionar muy negativamente la vida de las personas que la padecen:
Tras realizarse una cirugía ortognática, nuestros pacientes experimentan una gran mejora de la estética facial, y sobre todo, una desaparición de las molestias causadas por la mordida abierta y recuperación de la funcionalidad.